Visión Viva

Una exposición de Elisa Legorreta
Sobre la fotografía de María e Isolde Beckmann
2009, Casa Lamm, Ciudad de México

Una visión que se expone, una vida que se muestra.
Esta obra es una forma de expresar el sentimiento, la emoción al experimentar la belleza que vemos alrededor, esa magia inexplicable en la naturaleza, el viento, el color, la luz, las formas, la pureza, la libertad. Es un intento honesto y humilde de recordar que todo lo que está a nuestro alrededor está vivo, está despierto para nosotros, está ahí para ser visto, sentido, disfrutado. Y con la foto lo capsulamos, lo encerramos, congelamos el momento, lo queremos hacer propio… para que después entre el pincel y baile, viva, remarque y enfieste la imagen. Es ahí donde Elisa aprecia, agradece, engrandece todo este mundo vivo, esta creación divina. No discute con la foto, sino subraya qué grandiosa, qué perfecta y qué viva está la naturaleza. Esta exposición muestra una visión viva de las artistas, es una fiesta al color, a las formas, a la perspectiva, en fin, a todo lo digno de ser visto.

Una visión, una temática, una emoción captada por el ojo de las fotógrafas, María e Isolde, quienes se expresan a través de sus ópticas, sus puntos de vista, sus encuadres, sus propias personalidades, sus intereses, sus placeres, sus sueños, sus encantos, sus ideales. Y así su visión al imprimirse se hace nuestra, comparten su forma de ver. Viene entonces el color de Elisa que logra una fusión perfecta, una simbiosis plena pues jamás se pretende una separación entre ambas disciplinas o técnicas sino más bien un complemento, una sinergia. La intervención pictórica en la fotografía que aquí se muestra posee un tinte de dialogo, de comunicación interpersonal en la que haya un verdadero intercambio de ideas, de sentimientos, de pareceres y en el fondo de seres.

Se da una fusión de la foto de lo existente con los trazos nuevos, se une lo que se nos dio con lo que podemos dar, deseando despertar en el espectador un gran asombro, una profunda sensibilidad, transmitir la emoción tremenda por el hecho de ver, el agradecimiento por ver y por sentirse vivo. La obra invita a permitirnos sentir, dejarnos ver.

Elisa entonces, no trabaja sobre un lienzo blanco, sino que antes de iniciar a pintar el cuadro ya ha empezado a hablar, es ya un ser vivo que invita a una comunicación, a una relación. Entonces se puede ver en cada obra cómo los colores del pincel y de la foto se funden uno con el otro, en unas ocasiones son colores parecidos en otras son contrastantes pero siempre armonizan. Lo mismo sucede con las formas, algunas veces los trazos van en el mismo sentido que los de la fotografía y otras son diferentes según el efecto que se busca.

La fotografía puede evocar a la mente una imagen fija pero cuando interviene el pincel vuelve a renacer con los trazos dándole movimiento, dándole un carácter propio, tal cual como si volviera a la vida. Elisa nos dice: “cada vez que pinto una foto siento que me la apropio, que la hago mía”. Cada foto al pintarse se vuelve individual e insustituible, irrepetible y original.

La intención de la obra es mostrar la belleza en sí, en contraste con un mundo lleno de competitividad, de activismo, de insensibilidad, donde el arte, la pintura se han volcado a ser muestra de temáticas, como lo grotesco, lo sensacionalista, lo excesivo, lo superficial, los extremos ya sea de lo vano, lo feo, lo curioso… Hoy se tiende mas bien a retar al máximo a nuestra sensibilidad, a la naturaleza humana. Se siente en la estética una intranquilidad, una lucha de diálogos que han perdido o han desviado lo que era la apreciación del arte visual por su belleza.

Esta es una muestra sin luchas, sin diálogos políticos, sociales, económicos o religiosos. No necesita mayor discurso, no es necesario entender un concepto, un contexto con un dialogo para poder valorar la obra, ésta habla por sí sola. La única gran intención es reconocer lo bello, lo puro, lo sencillo, no por ello carente de valor. La obra expuesta muestra una fuerza interna sustancial que hace vibrar las fibras mas intimas. “Visión viva” es una explosión de alegría, es una fiesta de color, es una inyección de entusiasmo, es una dosis de energía. Vale la pena ser vivida.

Una observación de esta muestra lleva a constatar que es una visión llena de vida, vida que es color, se aprecia una obra llena de color, un color vibrante, un color que entusiasma, que llama, que apasiona. Vida que es luz, luz que resplandece en todas las piezas de modo singular y que refleja un modo especial de concebir la vida misma. Vida que es textura en todos sus tonos, en lo abstracto y lo concreto. Vida que es tranquilidad, paz. Vida en una realidad que parece que respira, que se mueve, que nos habla, que genera en nosotros un deseo de entablar un dialogo, una comunicación, un encuentro profundo.