Mi ser interior, lo que soy, lo que vivo, transformo y guardo en las fibras de mi corazón constituye el material del que nace cada una de las obras que he creado; por ello el arte plástico es, desde que tengo memoria, mi voz más íntima, mi pensamiento, mi verdad, mis recuerdos y mis sueños, es el lenguaje con que expreso a cabalidad lo que veo, siento y pienso: Ideas, miedos, alegrías, creencias, recuerdos, sueños o tristezas; lo que vivo y lo que siento queda allí materializado, al descubierto y en plenitud.
A lo largo de mi vida he buscado intensamente, con entusiasmo, esfuerzo y pasión, casi de manera obsesiva, que cada obra que realizo sea para quien la mira y para mí misma, un medio que propicie una experiencia plena, edificante, enriquecedora.
Por ello mi trabajo es una extensión, reflejo y símil de mi propio ser, al grado de que en cada una de mis obras me siento expuesta, escudriñada, conocida íntima y totalmente, no solo yo misma sino mi visión del mundo, del otro, del universo, del tiempo, de la flor, del aquí y del más allá, de la luz, de la nada…
Sé que no siempre he logrado expresarme a cabalidad, pero ciertamente he alcanzado aprendizajes significativos mediante procesos que fortalecen mi espíritu y enriquecen mi camino, de ahí que al concluir cada colección termine con un sentimiento de gratitud por lo que el arte ha hecho posible.
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© Elisa Legorreta Junio 2024
Han muerto no sólo muchos cuerpos sino muchos hombres, cuerpos y espíritus, inteligencias y libertades, esfuerzos, anhelos y amores. Te vi en las calaveras de azúcar y el papel picado rosa intenso y me río de ti porque eres inminente.
Todos queremos disfrutar de la vida y ser felices, tratamos de evitar el dolor, y vivir el gozo. Sin embargo, la vida es una mezcla de ambos. Es un signo de inmadurez en la persona el no aceptar ésta condición existencial. Si nunca se experimenta el gozo, es vivir sin sensibilidad para lo bueno y divertido. Jamás sufrir, haría imposible experimentar lo duro de la vida, sería vivir como en otro mundo.
«Placer y pena son los dos únicos resortes que mueven y moverán el mundo.» por Claude Adrien Helvétius. Charles Handy decía que la naturaleza humanaes como una dona pero al revés, llena por dentro y el contorno vacío. Cadauno trata de llenarlo de la mejor manera posible, a su modo. Todo tenemosla misma naturaleza, pero cada uno al operar, la va realizando de mododiferente. Por lo que el placer no siempre se produce de acuerdo a minaturaleza y no todo lo que es conforme a mi naturaleza produce placernecesariamente. (Por ejemplo saber, va de acuerdo a nuestra naturaleza humana porque nos perfecciona, pero estudiar no siempre produce placer).
Hay otra razón por la que el placer no es el fin de la felicidad humana: porque no es en sí mismo una actividad, sino que es el resultado de mis operaciones positivas. Es buscar lo que me conviene o que creo que conviene. Más que una actividad, el placer es una pasión. Lo que me pasa es muy importante en mi vida, pero la mayoría de lo que me pasa no lo decido yo, me viene dado.
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© Elisa Legorreta Mayo 2024
En estos años en lo que radico en un lugar sensacional donde convivo mas de cerca con la naturaleza, me doy cuenta una vez más, de cuánto podemos aprender de ella. A veces, contagiada con la vorágine del mundo, paso ante lo natural, solo viendo y no observando realmente, sin integrarme a fondo en el existir del espacio maravilloso que me rodea.
Hoy si, me detengo ante esta palma, y sin tocarla, sin violentarla puedo apreciar tanta sabiduría, tanto orden, tanta coherencia en su ciclo vital, que me hace reflexionar en la vida, de la vida en esencia, que comparte la palma con nosotros y con tantos otros seres que existen. Sabiamente las palmas se han instalado cerca del río, donde sin dificultad sus raíces absorben el agua fresca que convertida en savia es fuente de energía para la planta. Nosotros, en cambio, muchas veces nos ubicamos en espacios llenos de cemento, unos casi encima de otros, donde apenas podemos sobrevivir pues nuestro ser, cuerpo y espíritu requiere de un hábitat mucho mas acorde a nuestra naturaleza. Lo artificial se ha apoderado de lo natural.
Las palmas van creciendo pausadamente, prudentemente, diría yo, conforme a la cantidad de sol que van recibiendo. Nosotros, otras veces, por el abuso de la luz eléctrica, nos excedemos cayendo en deformaciones que dañan nuestra convivencia y nuestra salud.
Las hojas de las palmas surgen con pasión conquistando el espacio primero enrolladas, derechas, hacia arriba y, poco a poco, van desenrollándose, abriéndose, inclinándose mostrando casi con orgullo, toda su belleza plástica. Poco a poco la hoja va doblándose bajo su propio peso, va oscureciéndose, es hora de que está parte en el suelo, parte sujetada del tronco. Va perdiendo fuerza, cambiando de consistencia, se desprende de la fuente de vida, va secándose con paciencia. Termina fundiéndose con la tierra logrando un abono perfecto para la siguiente palma.
Maestra palma, enséñanos a saber aprovechar cada etapa de nuestra vida, respetarla, valorarla. Dejar de truncar el nacimiento de una nueva vida. Gozar cada etapa de la niñez, sin pretender crecer antes de tiempo, dejando la inocencia y frescura de esta etapa manifestarse en toda su grandeza. En esa pubertad en la que se va definiendo hacia donde se desarrolla la vida; aceptarla y amarla como ese surgir propio, peculiar para que sea realmente genuino, individual e irrepetible. Muéstranos como madurar aprendiendo de los fallos, satisfechos de los aciertos, saborear esta etapa. Y bueno cuando finalmente vamos envejeciendo, que la inclinación de nuestras facultades, realidades hacia la tierra, la hagamos con elegancia, con esperanza, sin dejar de experimentar plenamente el encontrarnos bien vivos. Y al final, enséñanos a morir cargados de todo lo vivido, lleno de nutrientes para las futuras nuevas vidas.
Gracias palma sabia por tanto que nos enseñas.
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© Elisa Legorreta Noviembre 2023
Equus, animal precioso, ágil, con esa proporción en sus miembros tan perfecta, gran amigo del hombre; aquí muestra además, ese instinto maternal tan intenso en el que ambos, potrillo y yegua, se deleitan en su unión.
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© Elisa Legorreta Septiembre 2023
Bailando, subiendo, armonizando entre hojas, troncos, ramas apareciendo entre la luz, sombras, movidos por el viento, vestidos de colores, uniéndose logrando intersecciones de formas espectaculares provocando una alegría completa y plena.
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© Elisa Legorreta Junio 2020